Metro Cuentos

sábado, 15 de marzo de 2008

Hay que comenzar por dar el ejemplo...


¿O no?... supongo que eso no es lo que pensó el "uniformado" que vi en estos días.

A diario tengo que tomar la transferencia de Plaza Venezuela a la línea 3, muy temprano en la mañana, generalmente están habilitadas las escaleras mecánicas además de las escaleras normales para bajar, pero ultimamente las mecánicas estaban paradas, lo que no impide que igual se pueda bajar por allí. Entonces apareció al día siguiente un letrero de "No pase" que obstaculizaba el paso por las escaleras mecánicas, cuando comenzaba a bajar veo que una chica mueve el letrero y pasa, luego de hacerlo trata de acomodarlo como estaba, pero le urgía bajar .. así que lo hace y mueve el letrero- barrera que había abajo también, los que venían mas atrás se le quedaron viendo, pero no fue hasta que un uniformado (digamos que alguien que debería dar el ejemplo de obediencia a las normas que se supone le enseñan) secundó a la chica y detrás de él se vino el gentío que quedaba detrás.

Yo se que en el metro la mayoría de la gente anda apurada y si es una transferencia mas aun, pero si hay un letrero para que no pasen, que antes no había ¿no creen que es por algo? o es que ¿lo que vale mas es siempre tratar de pasarse de vivo? o es que ... si hasta el uniformado lo hace, que lo haga yo también está bien ¿?.

Después se quejan de que las escaleras estén dañadas, nunca funcionen,etc. Seguro que esa es la misma gente que cree que los letreros solo sirven de adorno o son para arruinarle el día.¿Qué les cuesta bajar por donde se supone que deberían hacerlo?

miércoles, 5 de marzo de 2008

"Si Mahoma no va a la montaña...

... la monaña va a Mahoma", reza un refrán y es textualmente lo que viví este domingo en el metro. Definitivamente no soy una persona religiosa y mucho menos iría a misa los domingos, pero ¿cómo hago si la misa viene a mi?

Este domingo apenas me monté en el metro estaba un muchacho bastante joven hablando a gritos en el vagón, lo primero que me imaginé es que sería una de esas personas que se montan (tipo en las camionetas por puesto o autobuses) a pedir dinero y hablar de todos sus males, pero no… me senté y traté de prestarle un poco de atención al ver que iba y venia de un lado a otro dentro del vagón, además de que nadie sacaba dinero de su cartera. Resulta que estaba hablando de la paz y esa aparente “tranquilidad” en la que vivimos, mientras estuve allí, habló de todo un poco, no tanto predicando la palabra del señor sino dando un sermón a su estilo sobre la gente que no tiene dinero pero no lo piensa dos veces para pedir prestado e irse de vacaciones, sobre lo desligados que estamos de nuestro país y las cosas que nos pertenecen, sobre el maltrato de las mujeres, etc. Acotó que tan solo tenía 23 años y estaba en ese vagón llevando sus palabras de reflexión y justo cuando me bajaba, se despidió, dándole la bendición a todos.

Ya creo que a pesar de evitar la misa dominical, ella viene a mi y a todos los que viajamos en metro, cuando mi madre no vaya, le voy a recomendar que viaje en metro el domingo.

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